¿Te imaginas un mundo sin antibióticos? No podríamos combatir las infecciones.
Empecemos por el principio definiendo qué es un antibiótico. Los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas.
Se utilizan más de lo que pensamos, ya que no sólo se usan en los seres humanos sino también en animales, por lo que un mundo sin ellos es mucho más peligroso.
El hombre lucha contra los microorganismos de varias formas:
- empleando las propias defensas generadas por su organismo ante la infección.
- aprovechando una herramienta fundamental para prevenir las infecciones, las vacunas (imitan a las bacterias y a los virus preparando al sistema inmune para reconocerlos y defenderse contra ellos).
- usando medicamentos antimicrobianos que destruyen microorganismos o impiden su multiplicación o desarrollo (bacterias, virus, hongos y parásitos).
Pero las bacterias buscan la manera de sobrevivir desarrollando sus propios mecanismos de resistencia para destruirlos y hacerse insensibles a ellos.
La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos.
Son las bacterias, y no las personas ni los animales, las que se vuelven resistentes a los antibióticos, produciendo infecciones más difíciles de tratar que las causadas por bacterias no resistentes. Además, se incrementa el riesgo de propagación de enfermedades, así como de aparición de formas graves de enfermedades y de muerte.
A medida que los antibióticos van perdiendo eficacia, un número creciente de infecciones como la tuberculosis, la neumonía, la septicemia o la gonorrea, son cada vez más difíciles -y a veces imposibles- de tratar.
Si no se toman medidas urgentes, el mundo está abocado a una “era post-antibióticos” en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales.
Consecuencias del mal uso de los antimicrobianos
La OMS estima que cada año mueren 700.000 personas debido a infecciones resistentes a los antibióticos.
Las enfermedades causadas por bacterias resistentes a los antibióticos provocan la muerte de más de 3.000 españoles al año y de 33.000 europeos, generando un gasto sanitario adicional de 1.500 millones de euros anuales.
Mira la velocidad a la que las astutas bacterias buscan una manera de sobrevivir en cuanto las tratan con un nuevo antibiótico:
Sólo por instante, imagina un mundo SIN antibióticos. Un simple corte podría llegar a ser mortal, así como una intervención quirúrgica, un parto…
Si van surgiendo nuevos medicamentos, la resistencia no sería un problema. Pero no se ha descubierto una nueva clase de antibióticos desde los años 80. Según la OMS, dos nuevos informes ponen de manifiesto que hay muy pocos agentes antibióticos en vías de desarrollo. Los 60 productos en desarrollo (50 antibióticos y 10 biológicos) aportan pocos beneficios con respecto a los tratamientos existentes y muy pocos están concebidos específicamente para luchar contra las bacterias resistentes que representan una mayor amenaza (bacterias gramnegativas).
¿Por qué se producen las resistencias a los antibióticos? ¿Qué estamos haciendo mal y qué podemos hacer para minimizar el riesgo?
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Utilizar antibióticos cuando no son necesarios:
Los antibióticos no son útiles para el tratamiento de infecciones producidas por otros agentes infecciosos como los virus. No tienen ningún efecto sobre estos, como los que producen la gripe, los resfriados, la COVID o la mayoría de las infecciones de garganta.
80 de cada 100 infecciones invernales son de origen vírico, por lo que los antibióticos ni las curan, ni acortan su duración, ni minimizan las molestias que provocan. La gran mayoría se resuelven solas.
Los antibióticos No sirven para todo: no sirven para el catarro, gripe o resfriado, ni son analgésicos. Tampoco alivian la fiebre o el dolor.
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Es importante conocer la dosis, pauta y la duración del tratamiento porque:
podemos tomar una dosis incorrecta (mayor o menor de la necesaria), o no respetar el intervalo entre dosis (si es demasiado corto se acumulará en nuestro organismo pudiendo generar toxicidad, y si es demasiado largo, las concentraciones activas alcanzadas serán más bajas de las necesarias pudiendo llevar a un fallo terapéutico).
En cuanto a la duración del tratamiento, si es demasiado largo existe riesgo de que las bacterias se vuelvan resistentes, y si es demasiado corto, no obtendremos el efecto deseado.
Por todo lo anterior, debemos seguir la prescripción médica al pie de la letra, y no tomarlos un día o días menos si nos encontramos mejor, ni tampoco un día de más. También es importante no omitir ninguna dosis
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Adquirir los antibióticos sin receta, utilizar los sobrantes
De igual forma, es importante adquirir los antibióticos con receta médica. Sólo un médico o un dentista puede prescribirlos.
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Administrar antibióticos a animales sin supervisión veterinaria
No se deben utilizar antibióticos para estimular el crecimiento de animales, ni para prevenir enfermedades en animales sanos.
El veterinario de tu mascota es quien decide su tratamiento. No mediques a tu mascota con los antibióticos que tienes en casa. Ten en cuenta que la automedicación también es peligrosa para los animales.
Consejos sobre antibióticos:
- Sigue siempre las recomendaciones sobre cómo, cuando y durante cuánto tiempo tomarlos.
- Completa el tratamiento prescrito.
- Si sobran, no los guardes en tu botiquín, y no los compartas con otras personas.
- El sobrante, deséchalo en el punto SIGRE de tu farmacia.
- Si tienes dudas, consulta a tu farmacéutico, estará encantado de ayudarte.
Es tiempo de tomar partido en esta guerra contra las bacterias si no la queremos perder. Para ganar la batalla debemos estar todos concienciados. En Comunicación para la Salud hemos lanzado la Campaña #PastillasContraLaResistencia con la finalidad de hacer llegar los Tips que acabo de compartir contigo al mayor número de personas. ¿Te animas a compartirlos? ¡Esta lucha es de todos!
Fuentes:
OMS Resistencia a los antibióticos
PRAN Plan Nacional de Resistencias a Antibióticos de España
Farmacéuticos Consejo General de Colegios de Farmacéuticos. Antibióticos.